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domingo, 19 de julio de 2015

Leyenda de la Macarena. Porqué no puede entrar en el Hospital de las Cinco Llagas


Se cuenta entre los más viejos del lugar del popular barrio de la Macarena, que la Virgen Macarena no puede , es más, no debe entrar en el entonces llamado Hospital Central, conocido con el nombre del Hospital de las Cinco Llagas. ( Hoy Sede del Parlamento Andaluz ).

( El edificio que se ve al fondo de esta antigua postal de la Cruz de Guía de la Hermandad de la Macarena, es el antiguo Hospital de la Cinco Llagas, este hospital estuvo en activo hasta finales de los años 60, más tarde tras una intensa restauración, fue convertido en la actual sede del Parlamento Andaluz )

Afirma la Leyenda que cuando se fundó la Hermandad de la Macarena, allá por el siglo XVI, se estableció en la iglesia del convento de San Basilio que estaba en la calle Redentor, calle Parras, y dando espalda a la calle Antonio Susillo.
Al fundarse la Hermandad, no tenía imágenes, sino tan solo un crucifijo, y sus devociones y cultos consistían exclusivamente en actos piadosos en el propio templo, misas, vigilias nocturnas y actos penitenciales. Más tarde se estableció la costumbre de hacer estación en la Semana Santa, y los cofrades se vistieron con túnicas negras, a las que después agregaron unas capas verdes.


La procesión primitiva, sería el Viernes Santo de madrigada, llevando en una parihuela la imagen del Crucificado, y el itinerario procesional no llegaba a la Catedral, sino que se limitaba a ir desde San Basilio a la Pila del Tesorero, que estaba en la confluencia de la calle Relator con la calle Feria. Bajaba luego a la Alameda, y daba la vuelta en la plazuela de la Cruz del Rodeo, llamada así precisamente porque allí daban su rodeo las procesiones para regresar a sus templos, pues antes las cofradías no hacían la estación de penitencia a la Catedral. Desde la Cruz del Rodeo, donde hacía estación, regresaba por la actual calle Peris Mencheta hasta la calle Feria, en el lugar llamado La Cruz Verde, porque allí había una cruz pintada de verde que señalaba la separación de las parroquias de Omnium Santorum y San Juan de la Palma. Tras rezar ante la Cruz Verde una estación, regresaba la Hermandad a sus templo de San Basilio.


Pasado algún tiempo, y tras la reforma que introdujo en los desfiles procesionales el cardenal don Rodrigo de Castro en 1584, la Hermanda de San Basilio decidió, al igual que otras corporaciones penitenciales, tomar dos advocaciones, una de un misterio de Pasión, para lo que escogió la sentencia de Pilatos contra Jesús, y la otra advocación de la Virgen, decidiéndose por Nuestra Señora de la Esperanza.


Y aquí entra la leyenda, para afirmar que siendo la primitiva Hermandad muy pobre, no disponía de medios para adquirir una imagen de la Virgen, teniendo en cuenta que las esculturas religiosas en aquel entonces eran de un precio exorbitantes, por la gran demanda que había de todas las ciudades que se iban fundando en el imperio colonial español del Nuevo Mundo, a medida que los misioneros iban cristianizando desde California y México hasta el Río de la Plata y el altiplano de Chile y Perú. Así que los escultores de Sevilla no daban abasto a labrar imágenes, y se las hacían pagar a buen precio.


En esta situación, pobre la Hermanda de San Basilio, y sin imagen titular, llegó a noticias de su mayordomo que en el Hospital de las Cinco Llagas había una imagen de la Virgen, magnífica, y sin dueño. Un viajero que se dirigía a Indias, enfermó en el puerto, antes de zarpar su barco en el convoy que cada año salía de Sevilla, y que se llamaba " La Flota de la Carrera de Indias " y que al regresar un año después, con los galeones cargados de metales preciosos, perlas y ricas mercancías, recibía el nombre de " La Flota de la Plata ". Así pues, el viajero, que enfermó antes de zarpar, fue trasladado al Hospital de Las Cinco Llagas, junto con su equipaje y murió sin poder testar, así que allí quedó el equipaje a disposición de quienes pudieran reclamarlo como herederos. Pero pasado un año sin que apareciese ningún heredero reclamante, el equipaje fue abierto, y en él apareció, entre otros objetos que el difunto pretendía llevarse a América, la bellísima imagen de la Virgen.


Como la capilla del Hospital estaba bien ahajada de imágenes, las monjas no encontraron un altar donde poner esta Virgen, pero en cambio hacía falta un reloj para el servicio religioso de la comunidad y del propio Hospital, así que propuso el administrador cambiar la imagen de la Virgen por un reloj de campanas para la torre de la capilla.
Providencialmente, la Hermandad era poseedora de un reloj, que años atrás le había donado un devoto, para que pudieran seguir las horas de sus vigilias nocturnas, cuyo reloj no se había usado, porque se servían del que tenían los monjes basilios en el convento, pero permanecía guardado, en espera de que la Hermanda tuviera alguna vez, andando el tiempo, una capilla propia.

Hicieron los cofrades las gestiones con el administrador de las " Cinco Llagas ", para cambiar el reloj por la imagen, pero no queriendo el administrador perder totalmente la imagen, propuso que en la escritura no constase como permuta definitiva, sino como una cesión temporal, en virtud de la cual la Hermandad prestaba el reloj al hospital, y este prestaba la imagen a la Hermandad, con la condición de que de que solamente se podría cancelar este préstamo, exigieron los cofrades, a petición de la propia Hermandad, pero no podría cancelarlo por sí el hospital. Y para más seguridad de conservación de la imagen añadieron los cofrades, que en ningún caso se podría anular el pacto por simple acuerdo de la Junta de la Hermandad, ni por negociación escrita, sino que tendría que ser llevada la imagen al hospital para que pudiera surtir efecto la anulación de lo pactado.

Al poco tiempo de esto, el administrador del hospital, habiendo ya abundancia de relojes en Sevilla, por haberse establecido aquí algunos famosos relojeros, quiso devolver el reloj a la Hermandad y que le devolvieran a la Virgen, pero la Hermandad se opuso aduciendo que solamente si ella llevaba la Virgen por su voluntad al hospital podría quedar cancelado el contrato.

Pasaron los años y la Hermandad había abandonado el convento de San Basilio y se había establecido a San Gil. Cuando ocurrió cierto Viernes Santo, que durante el rato que duró la procesión, se produjo el hundimiento de la techumbre de la iglesia de San Gil, así que cuando la cofradía regresaba procesionalmente a su parroquia se encontró que no podía entrar en el templo. Entonces los cofrades pensaron que lo más acertado era recogerse provisionalmente en la capilla del Hospital de las Cinco Llagas, por ser el templo mas próximo a San Gil, y así encaminaron la procesión por el Arco de la Macarena, hacia la explanada del hospital.

Pero cuando llegaba ya a la cruz de piedra que señalaba ( donde ahora está la parada de los autobuses ) el límite donde empezaba el terreno propiedad del hospital, empezó a dar voces un anciano diciendo:
-¡¡ No la entréis, que la perderéis !! ¡¡ No entréis, que la perderéis !! .

Se detuvo el cortejo procesional justo en el límite de la explanada del hospital, y el viejo, entrecortadamente, explicó al Hermano Mayor, que él sabía que si la Virgen de la Macarena entraba en el hospital, se tendría que quedar ya para siempre en la capilla del hospital porque así estaba estipulado en el contrato que se había hecho ochenta años atrás.

-¿ Y como sabéis eso ? -preguntó el Hermano Mayor.
-Porque hace ochenta años, era yo aprendiz de relojero, y precisamente ayudé a mi maestro a instalar el reloj que la Hermandad dio al hospital a cambio del préstamo de la imagen de la Virgen. Allí mismo, ante el Arco de la Macarena, celebraron un consejillo los cofrades de la Junta de Gobierno y acordaron que en vez de meter la Virgen en el hospital, la llevarían a la capilla de San Hermenegildo, junto a la puerta de Córdoba, como así se hizo, y allí permaneció los días necesarios hasta que efectuaron las reparaciones de la Parroquia de San Gil.

Si embargo aunque la leyenda fuese cierta, que no se sabe, el peligro ya ha pasado definitivamente, ya que ha pasado mucho tiempo, y con motivo de una Santa Misión que se celebró en Sevilla, la imagen de la Macarena entró en el hospital, ( que era todavía hospital por aquel entonces ), pero a su salida no le pusieron obstáculo, y regresó a su basílica, con lo que se entiende que el hospital hizo dejación de su derecho, si es que alguna vez lo había tenido. Y ya, desde esa fecha, quedó libre la Hermandad de todo temor de perder su bendita y venerada imagen de la Virgen de la Esperanza Macarena.

FIN

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